Sus principales desventajas son el peso y la gran resistencia que ofrecen a la integración de funciones. Por estas razones, desde hace una 25 años se ha intentado, en casi todos los sectores industriales, sustituir metal por no metal. Para ello, se desarrollaron varias familias de polímeros de altas prestaciones mecánicas, que en algunos casos se aproximan a las de los metales aportando una considerable reducción de peso. El gran inconveniente de estos materiales es su precio. Durante los últimos 20 años, la influencia de los costes en la competitividad de los negocios manufactureros no ha dejando de incrementar.